sábado, 30 de junio de 2018

OTROS VIAJEROS POR LA ANTIGUA N-III: MIQUEL SILVESTRE, aventurero profesional (I)*









UN REPORTAJE DE ROUTE 1963


El kilómetro 300 de la nacional tres. Cuando yo tenía veinte años y hacía este viaje para visitar a mi novia, que ella estudiaba en Valencia, pues tenía una Yamaha XT 350, y esa moto no andaba muy rápido, cien, ciento diez, y por las largas rectas de La Mancha me pasaban todos los coches, y justo aquí, en esta carreterilla de curvas era en donde yo les ganaba a ellos, era el momento de gloria de mi vieja Yamaha. La verdad es que soy un hombre muy sentimental, muy emotivo, y siempre me ha gustado volver a los sitios en donde he sido feliz, aunque dicen que no se tiene que hacer, pero a mí me gusta.


(Miquel Silvestre. Documental autobiográfico Nómada, la búsqueda del propio destino). (Minutos 12:17 a 13:22).


Un hotel abandonado, el hotel Claridge, un auténtico monumento brutalista al abandono que ha supuesto la autovía y el que los viajeros dejen de utilizar la antigua N-III. En las hoces del Cabriel, algunos "cadáveres" de restaurantes, abandonados también por los clientes, que ya han dejado de pasar por ahí, pero sin embargo hemos visto los nuevos huéspedes, animales salvajes que prácticamente han tomado la carretera, porque están saltando los riscos, libres y felices. Desde ahí a Requena, en donde paraba siempre con mis padres cuando hacía este viaje, y siempre en el mismo lugar a comer un bocadillo. Me lo he comido otra vez, y ha sido el bocadillo de la nostalgia.


José Antonio Miquel Silvestre (Dénia, 1968), más conocido como Miquel Silvestre —ingeniosamente ha transformado su primer apellido en su nombre de pila—, es sin discusión posible uno de los personajes españoles de mayor actualidad en nuestros días, el hombre de moda, fundamentalmente gracias a su protagonismo absoluto en la serie documental de RTVE, Diario de un Nómada, en la que recorre el mundo en diversas rutas escrupulosamente planificadas a bordo de una motocicleta Bmw R-1200-GS, y va mostrando a los espectadores en cada uno de los distintos capítulos de media hora de duración todos aquellos misterios, secretos, curiosidades y anécdotas de mil y un lugares de este planeta que la mayoría de los mortales jamás llegaremos a pisar en nuestras vidas. Que jamás llegaríamos a pisar, me atrevo a decir, ni aunque viviésemos cien vidas. Y no es solo que la mayoría de los mortales no tenemos el tiempo libre ni los medios necesarios para ello, sino que también carecemos de la capacidad de sacrificio, el espíritu de aventura, el valor y la osadía permanentes de que hace gala nuestro protagonista, convertido necesariamente en un aventurero profesional.

Para quienes, además, somos motoristas —o más coloquialmente moteros—, como es mi caso, la permanente peripecia universal de Miquel Silvestre por esas difíciles y a menudo imposibles carreteras y caminos del mundo nos resulta todavía más fascinante por cuanto tiene de reto y desafío a la capacidad humana para la conducción extrema de una motocicleta por terrenos peligrosos, intransitables, desconocidos e incluso muy hostiles. Hay que saber, hay que valer, y muchas veces estar dispuesto a jugarse la vida en el empeño, caerse y volverse a levantar para continuar el viaje dolorido, magullado, herido y quebrantado. Pero también, y sobre todo, tener una voluntad de hierro, una capacidad de resistencia sobrehumana, una determinación indestructible y una inteligencia y una templanza verdaderamente prodigiosas. En este sentido, ¿es Miquel Silvestre un superhombre? Desde luego que no, aunque pudiera parecerlo, porque los superhombres no existen más allá de los comics y de las películas de ficción, pero en comparación con él, la inmensa mayoría de quienes montamos en moto somos únicamente unos motoristas de salón. O, en expresión coloquial suya —irónica, pero bienintencionada—, una de tantas que tan populares se han hecho, unos moñas, que sois unos moñas.

Mucho antes de que Miquel Silvestre decidiera dar el controvertido paso de abandonar su acomodada vida pequeño burguesa —es registrador de la propiedad en excedencia— para lanzarse a descubrir el mundo a bordo de una motocicleta, relatarnos sus experiencias y vivir profesionalmente de ellas escribiendo libros, impartiendo conferencias y grabando videos y documentales para la televisión, otros motoristas ya habían transitado por esa senda tan arriesgada. El más célebre de todos ellos es el argentino Emilio Scotto (Buenos Aires, 1954), todavía considerado como el viajero más grande de todos los tiempos, es decir, el mayor viajero en toda la historia de la Humanidad, dejando como viajeros menores, entre otros, al portugués Fernando de Magallanes, al español Hernán Cortés, al italiano Marco Polo y al británico Phileas Fogg, aunque este último solo fuese un personaje de ficción creado por Julio Verne en su novela La vuelta al mundo en 80 días.


Emilio Scotto recorrió en su Honda Goldwing 1100 Interestate 232 países en 10 años, entre 1985 y 1995, completando un periplo ininterrumpido de 735.000 kilómetros en dos vueltas al mundo consecutivas, lo que le valió el prestigioso reconocimiento del Libro Guiness de los Récords. Casi un cuarto de siglo después, no parece que la legendaria epopeya de este motociclista argentino vaya a poder ser superada por ningún aventurero contemporáneo, y eso aún a pesar de que la tecnología moderna haya facilitado enormemente, en términos generales, los viajes en moto. Emilio Scotto fue un viajero de la era analógica, un explorador pedestre pertrechado de mapas y de cuadernos con anotaciones personales en un tiempo en el que no se había desarrollado todavía internet, ni los navegadores GPS, ni los teléfonos móviles, ni la fotografía ni el video digitales. La propia Honda Goldwing 1100 Interestate con la que atravesó casi todos los países del mundo, La Princesa Negra, dotada de carburadores y encendido por platinos, hoy puede considerarse una venerable antigualla, una pieza de museo, y como tal se conserva y exhibe en el Classic Car Museum de Laughlin (Nevada), USA.

Sin embargo, y aunque sin duda existen muchas analogías entre ambos —sobre todo en lo referente a su filosofía de la vida y a su necesidad permanente de correr aventuras en moto para encontrarse a sí mismos—, a diferencia del argentino, que vagabundeó por el mundo en solitario, Miquel Silvestre (que también bautizó una de sus motos como Princesa Negra), es un viajero de vanguardia que planifica a conciencia sus rutas bajo el pretexto o la premisa cultural y divulgativa de la Historia y de la Geografía más desconocidas para el gran público, ejerciendo de este modo al mismo tiempo como reportero y como notario de la realidad que acontece en todos aquellos destinos que va conquistando. Una realidad que, por supuesto, ha de ser debidamente documentada con medios audiovisuales, preferentemente en formato televisivo —y de ello se ocupa un equipo de profesionales que le acompaña en cada viaje—, porque solo la televisión puede llegar más lejos que YouTube, la plataforma en donde Miquel Silvestre alojó sus primeros videos de viajes por el mundo —de producción más o menos casera—, y desde donde daría el gran salto a la popularidad televisiva de la que goza actualmente.

Para estos dos motoristas universales y aventureros de profesión, capaces de enormes gestas viajeras a lo largo y ancho del mundo a través de las rutas e itinerarios internacionales más emblemáticos, difíciles y arriesgados, un breve y apacible paseo por la antigua carretera de Madrid a Valencia —Emilio Scotto también la recorrió—, equivale apenas a una insignificante mota de polvo depositada en la puntera de sus botas gastadas, a un invisible trazo en el mapa de sus ambiciosos destinos, a un instante fugaz e intrascendente que aconteció un día en el horizonte de sus travesías. Aunque en el caso de Miquel Silvestre, por fundados motivos biográficos, la primitiva N-III sí que ha dejado en su corazón un mínimo poso de nostalgia, y con esa nostalgia la necesidad de rendirle a esta carretera el breve pero entrañable tributo que hemos glosado en el presente reportaje.

*Cuatro meses después de la publicación de esta entrada, descubrimos en Youtube el video completo de Miquel Silvestre recorriendo en moto la antigua N-III y otros lugares cercanos de gran interés, por lo que enlazamos dicho video en la entrada del blog correspondiente al mes de octubre del presente año. VER AQUÍ.


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